Nombre: Getriin Schrödinger
Edad: Desconocida, 28 en apariencia.
Raza: No-muerta
Procedencia: Región de Schiessrothried.
- Estadísticas: (Repartir 1000 puntos)
Vida:200
Mana:250
Fuerza: 100
Defensa física:40
Magia: 40
Defensa mágica: 30
Inteligencia: 230
Suerte: 10
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Pasado: Getriin pertenecía a la sagrada orden de los Schrödinger, una sociedad secreta de alquimistas y antecesores de científicos dedicados a la investigación y el trato con las fuerzas oscuras del universo. Cuando Getriin nació, la región de Schiessrothried estaba dominada por los soldados de la oscuridad, y su única posibilidad de supervivencia estaba en la orden de Schrödinger, la cual acogió a la joven Getriin, y la educó con el fin de que se convirtiese en una aventurera para las expediciones que proporcionarían conocimientos a los miembros de la orden.
Desde niña, Getriin demostró ser una guerrera y aventurera infatigable, disfrutaba recorriendo largas regiones con su grupo de expedición, descubriendo nuevos lugares y, más aún, en las sangrientas batallas que enfrentaban a la orden con las fuerzas de ocupación foráneas.
Por aquellos días, corría el rumor de que el nuevo jefe de los enemigos (llamado Siegfried por los Schrödinger, aunque se desconocía su nombre real si es que existía) era la reencarnación de un ser oscuro de tiempos primitivos, destinado a recuperar los territorios que anteriormente había pertenecido a los oscuros. Se decía, que aquel guerrero que separase la cabeza de Siegfried de su cuerpo, sacase su corazón y bebiese la sangre que brotaba de éste, hallaría la inmortalidad.
Getriin partió con su expedición hasta Lochwald, lugar donde se hallaba, según los conocimientos de la orden, la antigua fortaleza sagrada de los oscuros y, por consiguiente, el hogar de Siegfried.
Llegaron al lugar poco antes del anochecer, y sólo vieron algunas colinas dispersas en la llanura, pero, cuando el Sol se puso completamente, la fortaleza apareció, iluminada por los rayos rojos del Sol. Conforme se iban acercando, Getriin sintió que su caballo iba más y más lento, y, cuando miró atrás, unos ojos rojos la miraron desde la parte trasera de su caballo. Rauda cogió su espada y la clavó directamente en el corazón del desconocido. Era Siegfried, y su sangre fue bebida al instante por Getriin, quien sobradamente conocía la leyenda.
Getriin cayó del caballo, y todo empezó a oscurecerse, sintió un dolor terrible recorriendo todo su cuerpo, y oía los latidos de su corazón desbocados en sus oídos. Hasta que, de repente, todo se detuvo. Un frío cruel lo envolvió todo y su corazón se detuvo, pero ella no había muerto, al menos no totalmente. Un ligero susurro llegó hasta sus oídos
Éste es ahora tu mundo, un mundo con entrada, mas sin salida.
Y desde aquel momento, Getriin ha estado sumida en su particular mundo; donde, aparentemente, todo el universo que anteriormente conocía, no ha cambiado; pero es completamente nimio ante el universo que acababa de descubrir.